En los albores del siglo veintiuno siempre es bueno analizar lo que las personas de hace treinta, cuarenta o cincuenta años pensaban la forma en como iba a ser y como se iba a mover este extraño mundo. Los resultados eran muy disímiles: desde la conquista de lejanos mundos de la mano de Bradbury hasta la decadencia de las sociedades electrónicas y totalitarias, al estilo Gibson, pasando por las más variadas utopías y distopías, aventuras y desventuras de los personajes e historias de ciencia ficción.
Entre estas maneras de imaginar un mundo que no llegarían a ver, una de las obras más impactantes (en cuanto a estructura, historia y personajes) es, sin duda alguna, 1984, del autor indio George Orwell, donde el autor llevaba hasta su punto extremo el esquema social de los regimenes totalitarios que se dieron a conocer en el segundo cuarto del siglo XX.
La historia trata, al igual que Rebelión en la granja, de cómo afectan los sistemas totalitarios las libertades individuales y a los seres humanos. El autor toma elementos propios de la Alemania Nazi y de la Unión Soviética, y los mezcla en una excelente obra cargada de ironía, cinismo y una visión decadente sobre el autoritarismo.
La libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro.
(Smith)
También es una crítica a la forma en que la mayoría de los hombres aceptan las imposiciones, incorporándolas a su vida diaria, aun cuando están recortan la libre naturaleza del ser humano.
La ortodoxia significa no pensar. Nuestra ortodoxia es la inconciencia
(Syme)
El libro puede dividirse en tres partes (advertencia de spoilers, así que… leer con pies de plomo)
El despertar del protagonista, Winston Smith, donde este empieza a cuestionar al Partido y busca la forma de luchar contra él, lo que lo llevaba a entrar en contacto con Julia y con un hombre del Partido Interior (segmento elitista del partido, del cual forma parte los intelectuales y gente calificada), quién lo introduce en las doctrinas subversivas de Goldstein.
La guerra es la paz.
La libertad es la esclavitud.
La ignorancia es la fuerza.
(Slogan del Partido)
El análisis de la sociedad de Goldstein, donde el autor se explaya sobre el funcionamiento histórico de la sociedad. Es una de las partes más analíticas y reflexivas de todo el libro y es un lujo y disfrute poder leerlas. En el post anterior copié un fragmento de esta parte de la obra. También se afianza su relación con Julia, al punto tal que los dos asumen sacrificar su existencia efímera en post de una causa que saben los va a sobrevivir, pero que no van a ver triunfar.
El crimental no implica la muerte; el crimental es la muerte misma
(Smith)
La caída, donde Winston y Julia caen presos de la Policía del Pensamiento, una especie de policía política, y son enjuiciados y reeducados por parte del gobierno. La forma en que narra las escenas de tortura y lavado de cerebro son sublimes y por más que carecen de descripciones, son perfectamente visibles, como si fuera el lector posible capaz de asumir la universalidad de la tragedia humana.
- ¿Existe el Gran Hermano?
- Claro que existe. El Partido existe. El Gran Hermano es la encarnación del partido.
- ¿Existe en el mismo sentido en que yo existo?
- Tú no existes –dijo O’Brien
Es una lástima que se insulte a semejante producción de Orwell con un producto tan banal como lo es Gran Hermano. Partiendo del hecho que solamente toma el hecho teórico que dicho personaje es omnipresente, esto es lo único que parece pesar. ¿Dónde están la censura, la prohibición? ¿Por qué no experimentar con el ambiente opresivo de la novela? Lamentablemente, se desperdicia una obra fuerte en el ámbito conceptual en pos de un programa de entretenimientos sencillos y estupidizante. ¿No será un medio del verdadero Gran Hermano para volvernos más maleables? A lo mejor el programa es parte del proceso y no el proceso mismo de “aculturización”.
Volviendo a la obra, lo único reprochable puede que sea la duración, ya que es algo corta (250 páginas, en la edición del “Centro Editor de Cultura”) y que se acaba dejandolo al lector con el grito de “¡más, más!” en la garganta. El resto es sublime, y Orwell hace uso de una prosa exquisita y justa, componiendo un libro lleno de frases memorables, de citas perfectas y simbolismos, para construir un alegato en contra de la opresión y a favor de la libertad innata del hombre.
Recomiendo también leer de este autor Rebelión en la Granja, una satírica crítica al régimen stalinista, protagonizada por los animales de una granja que no tienen mejor ocurrencia que destituir al granjero. Imperdible.
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