Sí, no hay ideas a esta hora de la noche. Por eso dejo un videito y mañana, prometido, una entrada como la gente.
Un boludo pide la palabra!
viernes, noviembre 30, 2007
Sí, no hay ideas a esta hora de la noche. Por eso dejo un videito y mañana, prometido, una entrada como la gente.
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 12:26 a. m. 0 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo música
jueves, noviembre 29, 2007
Día 2
“had a sign in my hand
cause the time were no good”
The Hives – A little more for little you
Con pereza, después de una noche cargada de horas, pesadillas y destemplanza, logré abrir los ojos y aprestarme para salir adelante, paso a paso, por el resto del día. La habitación me recibió con tu ausencia cínica, de horrores vedados que se anidan en lo profundo del ama, y en el techo dibujaba sombras grotescas, reflejos de una vida que corría detrás de las paredes que daba por sentado durante un tiempo me serían infranqueables. Tomé este cuaderno y redacté las primeras notas de la mañana, ajeno a lo que marcaba el reloj detrás de mí. El silencio contemplaba sobre el calor que se iba amontonando debajo de la puerta.
Escribí un par de boludeces que terminaron tachadas. Ninguna idea terminaba por cerrarme, por muchas vueltas que les buscara, y desistí. Dejé el cuaderno sobre el lugar que ocupaste durante tanto tiempo a mi lado, con un pensamiento que se me venía de fomra recurrente a la cabeza: EL fragmento de una canción que tiempo atrás nos había parecido espléndida y que ahora me resultaba, en particular, desagradable y que, desde tu ausencia, se me hizo presente durante todo este largo día.
Insalvable. La puerta, la pared, las ventanas, el ruido colmando cada rincón, escurriéndose entre añicos amontonados y desparramados a lo largo del todo. Es difícil lograr diferenciar esta tragedia de todas las anteriores, de todos los escollos superados, de tantas mañanas acontecidas; de este mutismo escultural de paredes mudas y pasos resonantes. ¿En que momento el declive de la vida nos llevó a esta posición, conmigo en este lugar muerto y a ti entre ensoñaciones esquivas de noches tormentosas?
Decidí salir y vivir un poco. Tratar de superarte, aunque más tarde me di cuenta que no estoy escribiendo un diario, sino más bien una carta larga, como si estuviese tratando de mantener ese vínculo inexistente que antes nos había unido. ¿Por qué escribir “te” en vez de “le”, por ejemplo? No lo sé. Me siento cómodo hablándote desde esta distancia que ahora pone un mundo de diferencia entre esta persona torturada que estampa su vos sobre el papel y vos, que puede que me leas o no, dentro de días, meses, años de diferencia. Por esa razón, creo, escribo este soliloquio eterno, como si hubiese alguien del otro lado que me estuviese escuchando y fuera capaz de estrecharme en un abrazo, como tantas veces lo habías hecho antes. Tal vez tener tu recuerdo presente y la esperanza de tus brazos son las respuestas.
Son costumbres difíciles de erradicar, las del desolado.
Salí a la calle, prometiéndome no flaquear al cruzar las esquinas donde supimos encontrarnos y perdernos, pero algo dentro de mí sabía que estaba dispuesto a subir escalones, torcer calles y recordar portales, en busca de la nostalgia y a la vez movido por ella. El mensaje de un amigo había sido el catalizador y fui derecho al bar. Derecho, si no se toma en cuenta el laberinto de edificios y pasajes que recorrí con nada más que vos dentro de mi cabeza.
Dios. Tengo que sacarte de encima. ¿Ves porque no sirve de catarsis escribir sobre eso? Para sacarte de encima mediante las palabras debo llevar el dolor al límite difuso de mi piel, sudarlo e impregnar las hojas y el aire con el aroma pestilente del sufrimiento. La única forma de llegar a esa extrema agonía es llorando cada gota y dejarme caer ante tu presencia etérea y onírica. Tengo que liberarme de ti, pero este catalogo de días y torturas es más fuerte de lo que en realidad aparenta.
Me encontré con Alejo en el bar en que nos habíamos citado. Él estaba en la misma desesperada situación en la que yo me encontraba, pero no parecía ser tan urgente, aunque en su cara pude ver ciertas reminiscencias con el hombre amanecido ayer en el espejo de mi casa. Nos estrechamos en un abrazo fraternal y tomamos asiento, detrás de humeantes tazas de café, puestas ahí por las temblorosas manos del mozo. En sus gestos había cierto temor, como si fuéramos presagios de una terrible enfermedad. Yo, en cambio, lo reconocí ya preso de la misma dolencia que cada vez parecía tener más adeptos. Debe ser que en lo rostros de una ciudad tendemos a poner nuestros propios malestares.
Conversamos largo rato y al café terminaron sucediéndoles platos de comida, un par de cervezas y otro café, como postre. La luna se alzaba sobre el perfil iluminado carente de estrellas cuando nos despedimos, ambos dolidos por las tragedias del otro y sufriéndolas sobre nuestras pieles. Las calles estaban curtidas del paso de los autos y enajenaba todo sonido a una mezcla aturdidora, indiferente a cualquier oído. La ciudad estaba muerta bajo la noche que se acontecía.
Volví a casa, preso de la urgencia del agua de la ducha. Todo se estaba convirtiendo en una acto reflejo, excepto las notas tomadas a las apuradas en todo: boletos, servilletas, tapas de cuadernos, hojas de diario, folletos, libros. Incluso mis brazos tenían trazos apenas visibles de letras y palabras, productos de algún aforismo o reflexión de último momento. Pensé en la música que escogería para el primer día de lo que estaba decidido sería el resto de mi vida, aunque cayera ante el defecto impostergable de pensar en ti y en la ausencia que te venera.
Por una ventana abierta a las calles vacías y dormidas del barrio, emergía la voz de Ricardo Arjona entonando una canción melosa, que parecía cargar con una verdad inequívoca y certera. Un tono dulce, femenino, de adolescente lo acompañaba, y podía imaginarme las muescas que hacía enfrente del espejo, moviendo las manos siguiendo el ritmo harto pegadizo. Me acordé de otro abandono similar y pensé en como parecía repetirse todo de vuelta.
Cargado de violencia, suspiré por lo bajo. Eso si que estaba como para cortarse las venas.
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 9:40 a. m. 0 sorprendidos por semejante idiotez
miércoles, noviembre 28, 2007
Ni el lunes ni ayer hubo ficción en los canales de aire porteños y la pausa se mantenía hasta la tarde de ayer, cuando se reunieron los representantes de la Asociación Argentina de Actores en el Ministerio de Trabajo para tratar de llegar a una solución al conflicto desatado entre los Actores y la Cámara empresarial de productoras y canales de televisión.
"El conflicto es estrictamente laboral y estamos convencidos de la solicitud de 8 horas y 45 minutos de grabación, en lugar de las 11 que vienen usando los empresarios de la televisión para la grabación de tiras o unitarios".
El conflicto, según aclararon los delegados, se mantiene en torno al desacuerdo que "todavía persiste" y por el cual se realizó la reunión en la cartera laboral con todas las partes involucradas. "También está el tema salarial pero allí no hay tantas diferencias".
Extraido de la La Voz
Ahora.... Si con 11 horas de grabación no son capaz de hacer algo como la gente, se imaginaran lo que seria con 8? Mientras, en GH, trabajan full time y nadie hace bardo por eso. Y si argumentan que GH es la <
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 12:10 p. m. 3 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo cueck
martes, noviembre 27, 2007
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 12:03 p. m. 3 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo música
Día 1
“In the neon sing scrolling up an down
i am born again”
Radiohead – Airbag
No haré referencia al hueco vacío que dejaste en la pared de la casa. Al extraño espacio libre de mugre y de cosas donde supieron estar tus libros, tus cds, tu ropa y todo lo demás. No diré nada del vaso con agua un tanto podrida y el plástico resquebrajado donde tu cepillo de dientes, por alguna razón, dejo de bailar esa extraña danza de compañía indolora que llevaba a cabo con el tubo de dientes y con el otro cepillo, el mío. No diré nada de nada, más allá de lo dicho y de lo que intuye el lado izquierdo de la cama, donde aún están las manchas de saliva resecas sobre las sabanas.
Te has ido. Te has llevado todo lo tuyo, excepto el disco que ahora escucho, en parte porque es un discazo, en parte porque era tuyo, en parte porque es el soundtrack perfecto para esta desolación de huellas apenas dibujadas entre el polvo del piso.
No estoy haciendo catarsis con esto. No te creas. Ya he llorado, he implorado, he aceptado la vergüenza y la humillación con tal que te quedaras. Lo había hecho antes y no hubiese cambiado nada que lo hiciera o no de vuelta. Pero, dentro de ese patetismo acto de tozudez, algo dentro de mí decía que tu decisión sería irrevocable. Por eso sé que aún tengo lágrimas por llorar, ruegos que implorar y campos que atravesar arrastrándome sobre vaya uno a saber que inmundicia.
No creas que estoy haciendo catarsis con esta oda al pasado. Esos tiempos han pasado. Ese día fue ayer, y en mis oídos resuenan los gritos desgarradores de la madera quebrándose bajo el peso del hacha cayendo una y otra vez sobre vaya saber que mueble. Trato de no recordar, porque tengo ese veneno maldito corriendo por mis venas, y tengo miedo, en forma de una sensación desconocida, de que el camino sea más largo de lo que se atisba. También llevo la certeza de que así es.
Aún no me he levantado de la cama. Estoy inclinado sobre mi cuaderno de notas, garabateando sobre el papel, esquivando las huellas pesadas y húmedas de las lágrimas. Demasiadas cosas no me cierran, revuelven mis pensamientos y juegan con los haces de luz que entran por la persiana. Es una luz mortecina, de ocaso o de amanecer. De las dos cosas, de una sola. No me importa. Ilumina mis piernas estiradas debajo de las colchas, las almohadas desgarradas y contenidas en mil abrazos, los rastros del lloro, la presencia del dolor.
Te fuiste, y yo sigo aquí, como un espectro imperturbable. Te llevaste todo lo que pudiste en ese momento, incluso hasta algunas cosas mías. Pero eso no importa, porque te olvidaste de algo demasiado importante. Tu sombra. La maldita sigue aquí, estupefacta como yo. Una noche fugaz y errante entre los ecos que rebotan en las paredes del living y del comedor, entre las risas y las discusiones. Quisiera que se fuera, porque no sabe que hacer y se acurruca junto a mi, bajo esta iluminación ensoñadora, para que la cobije. Y eso me cae para las pelotas. Honestamente.
El teléfono suena. ring ring ring ring. Pero no voy a contestarlo. El nudo que tengo en la garganta creo que es imposible de destrabar y va a seguir estar estando ahí un tiempo. ring ring ring ring. El silencio hace que suene con mayor fuerza, como si fuese inexorable y sí o sí tuviera que contestarlo. Puede ser algún amigo, pero en este momento no me siento con las fuerzas como para recibir palabras de aliento, nomás. Necesito un sustento veraz. Algo que me ayude a ponerme de pie y sostenga mi cabeza en alto. Que me de vida. Que me mueva y que me despierte.
ring ring ring ring... clank...
Así suena un teléfono estrellándose contra la pared, mientras la música suspira this is what you get, this is what you get, this is what you get, when you mess with us. Suena clank y un instante después queda callado. Aproveché entonces y fui al baño. Encontré a un desconocido sucio, algo barbudo y con ojeras indescriptibles. Un desecho demasiado humano, al que reconozco como propio. Es sombra, reflejo y esencia.
Ladridos a los lejos. Este día recién empieza en el mundo y para mi parece incluir demasiado finales. No se si podría soportar esta noche que ha llegado durante demasiado tiempo. Pienso en eso y las lágrimas del espejo me conmueve. La canilla suelta el agua que corre hacia el desagüe en una carrera infinita y no queda otra que mirarse, con la furia en los ojos, las venas rugiendo y el cuerpo transformándose ante la derrota.
El mundo sigue su curso y me quiere dejar atrás, preso en las trampas de arena que traman el tiempo y la mente. Las sombras se mueven, se agrandan y se achican. Los objetos cambian su apariencia y quieren enajenar mi alma de esa posibilidad de transmutarse con el paso de las horas. Hay dolor, sí, en cada centímetro de mi ser. Pero bajo la mañana, me doy cuenta que algo más corre por mis venas. Algo más vertiginoso que hace que la lapicera con la que escribo siga a duras penas el ritmo de mi mente, de mi alma, de mi esencia. Algo que se ve surgiendo como una catarata de esperanza entre el hueco limpio, virginal, desdichado de la pared donde había vaya a saber que mierda que te llevaste. Siento que sé el nombre desde el principio de los tiempos, pero que recién ahora despierta. Espero que sea eso lo que me hace mover, entre los pasos desdibujados sobre el polvo y el hedor del abandono.
Espero que sea lo que hace mover a la gente en los tiempos de extrañeza y sinrazón. Espero que lo que late en mis venas no sea veneno, sino la ansiada Euforia.
This is what you get, when you mess with us...
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 10:52 a. m. 2 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo Diario, literatura, relato, serial
Cada tanto vuelve la idea de escribir esta columna, esta serialización pasajera y errante. Una especie de diarreica catarsis la cual me sirve un tanto para sacarme la mierda que tengo encima como para poder tomar nuevas perspectivas sobre lo que está pasando alrededor mío, en forma de lo que fuera que pudiese pasar. O para adelantarme un tanto a los hechos y tratar de atisbar que oculta la penumbra un poco más allá de las horas a las cuales aun les falta mucho para que lleguen. Hay algo oculto en esas sombras futuras. Siempre. Pero se muestran de tanto en tanto. Coquetean y se hacen ver, como relámpagos de la tormenta que se acerca inexorablemente y que, tarde o temprano, caerá sobre nuestras cabezas, agitando todo el mundo.
Siempre me creí una persona de decisiones irrevocables. Tal vez una parte de mí si lo sea y otra no tanto. Siempre hay un espacio para que la flaqueza asome y ponga en duda las decisiones que a veces cuesta tanto tomar. Y por esa razón emputece. Porque las decisiones son productos definitivos de una meditación muchas veces dolorosa y extensa, donde uno pone en la fuckin’ balanza muchas cosas, tratando de compensar unas con otras para tratar de salir con el balance en 0. Pero entonces, aparece la duda, la flaqueza que tanto nos persigue, y la decisión no se ve ni definitiva ni irrevocable, sino que tentadoramente transmutable.
Es la duda en donde nacen las certezas equívocas.
No hay peor cosa que tratar de poner una firma al pie de un contrato sabiendo que ese trazo curvilíneo y artístico va a pesar mucho durante algún tiempo, porque saber que estamos presos de algo en esencia inmutable nos pone incómodos y disparan mil pensamientos distintos desde nuestra cabeza hacía otros lados. Si estaré haciendo lo correcto, si terminaré mal, si me irá bien, si me querrán estafar. Mil cosas distintas que nos hacen leer y releer mil veces la hoja para que finalmente estampemos, no sin mirar desconfiada a quien nos tiende el contrato, haciéndole saber que muy conformes no estamos. Yo, en este momento, me encuentro algo harto de leer y releer mil veces un papel que ya está amarillo de esperar con una lapicera encima.
Por eso quiero tomar decisiones irrevocables, por más que sé que mi alma posee la suficiente flaqueza como par dudar en medio del proceso o una vez que ya todo fue tomado. A veces siento que nada es inmutable y que todo tiende a cambiar si se le da el tiempo necesario para que el proceso se de. Pero todo lo que cambia se corrompe, o tiende a corromperse de su naturaleza original. Así es como certezas se transforman en dudas y los proyectos solo quedan en proyectos, sin llegar jamás completarse.
Todo hombre es, también, producto de sus decisiones. Las que toma y las que deja pasar. ¿Qué se puede esperar del que flaqueó una vez otra cosa que no sea flaquear otra vez? ¿Y del que tomó una decisión equivocada otra cosa que no sea otro error? Demasiadas presiones entran en juego y lo único que realmente logran es seguir generando cierta presión, que con el tiempo termina por hacerse más y más fuerte.
Y ahí radica la diferencia entre hombres y hombres. Entre los que producen el cambio y entre quienes los contemplan. La capacidad de poder levantarse sobre la adversidad del historial para tratar de impulsar alguna nueva visión, concretar algún proyecto, etc, es lo que diferencia a los flojos que se creen determinados de los que verdaderamente son determinantes, sin importar cual sea el proceso.
Yo sé que volví sobre mis pasos un par de veces. Sé que callé muchas veces y que demasiadas veces la duda me asalta y me golpea entre los ojos, haciéndome pensar dos o tres veces cada vez que pienso hacer algo. No es excusa. Ser una persona insegura ayuda con este tipo de cosas, ya que la duda tiende a fortalecerse con el paso del tiempo, convirtiéndose en la regla y no en la excepción, como debería ser.
Pero quiero cambiar. Deseo cambiar, y eso es lo que a la gente muchas veces no les termina de cerrar. Quiero ser capaz de pedir disculpas por haber metido la pata y seguir caminando con la frente en alto, a diferencia de la mirada cabizbaja cargada de culpa. Quiero por una buena vez dejar atrás todo lo que me ha condicionado para poder ver el futuro con una mirada nueva, sin rencores, dolores y dudas escondidas en los lugares más recónditos del alma. Por eso tengo que tomar decisiones irrevocables, para ver que la flaqueza es tan sólo la medida de los hombres débiles, y ver que yo no soy uno de ellos.
Todos pueden llorar, caerse y suplicar por un instante de piedad ante el tiempo implacable que se lleva hojas y hojas en el calendario. Pocos pueden callarse, cargarse la pesada mochila al hombro y tratar de vencer en esa carrera que muchas veces parece perdida de antemano, por más que todo parezca conspirar en contra y retrasar mucho los pasos que se deciden dar. Está en uno decidir si vale la pena estar arrodillado atrapado en el pasado o si es mejor recibir al futuro como lo que en realidad es: Una batalla para pelear y a su vez una nueva oportunidad
Las decisiones irrevocables son, entonces, gran parte del proceso y el producto final de la maceración del alma.
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 10:48 a. m. 2 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo 15 MAS, cartografía ombligocéntrica
lunes, noviembre 26, 2007
Necesitaba del fuego que ardía a sus pies.
Su mente divagaba por pasajes confusos y nublosos. Una oscuridad siniestra impedía discernir aquello que había pasado de otras extrañas percepciones erróneas. Voces inequívocas, destellos de claridad. Todo se acercaba y se alejaba, con indolora pedantería, frente a sus ojos cerrados, cargados de sombras y espectros. Ansiaba la paz que no llegaba, por más que supiera que sería tan sólo un pequeño resguardo antes del tormento que se avecinaba. La deseaba, aunque estéril y fugaz. La clamaba, con la voz quebrada y convertida en alaridos sangrientos.
La cabeza cayó pesada sobre el cuerpo. Pendía inerte y por el borde de los labios corría un hilillo de sangre que empezaba ya a formar un charco en el piso. Las magulladuras y los cortes se repetían por varias partes del cuerpos, surgiendo por entre el polvo que cubría algunas de las heridas. Todo su ser no era nada más que eso, en ese momento.
- ¿Has tenido suficiente?
Aceptó lentamente con la cabeza, sin saber si había oído correctamente. Algo en su cuerpo clamaba por piedad pero aplacaba ese inconsciente sentido de supervivencia con la idea, la convicción, que necesitaba de esa parodia infernal para purificarse. Era tiempo ya. Tenía que curarse. DEBÍA curarse, por más que vivir en ese remoto pasado, cargado de un nostálgico sentimiento de pertenencia y armonía, fuera algo hermoso, por más que estuviese plagado de ausencias, dolores, batallas perdidas y lágrimas derramadas en algo mucho más potente que la muerte.
Un dolor punzante cruzó sus entrañas y la oscuridad lo cubrió, como la gran sombra de la noche que se avecinaba y que por fin terminaba cayendo, aunque no traía consigo ni la luna ni a las estrellas. No había nada en esa muerte fría y calculada, tan sólo el pasado del cual uno no puede despegarse y que se remonta a uno siempre en las últimas situaciones. Dormido, en el fondo oscuro del abismo encontró la analogía. No había caído la noche sobre él, sino que él había logrado saltar hacia la nada.
Su propio cuerpo clamando por piedad, su propia voz desgarrada, las lágrimas brotando en sus ojos. El dolor. El recuerdo de la tortura y la tortura que se llevaba cabo. Todo eso lo despertó. Levantó el sudado rostro y vio a los dos hombres discutiendo, enfundados en sus relucientes trajes de blanco y con las caras libres de cualquier expresión.
- No hay caso – escuchó que dijo uno –. Por más que decida cambiar va a seguir siendo el mismo. De eso no hay dudas.
- Es una lástima – dijo el otro –. No habrá otra que quemarlo.
Una sonrisa se dibujo en su rostro, y encontró una pared donde repetirse y ampliarse en el rictus sonriente del agonizante. El final se presentaba implacable, y estaban todos dispuestos a participar de esa comedia para llevarlo a cabo.
Otra vez el silencio oscuro del desmayo. Otra vez la elipsis. Otra vez el deseo surgiendo de entre la carne que lo ansiaba.
Lo condujeron inconsciente por pasillos de eterna belleza. Lo arrastraron por la antesala del infierno hasta la pira que contendría la última de las guerras y la más larga de las batallas. Cuando sintió el calor cortando su piel, sonrió. Las lenguas de fuego lo lamieron y, por más que se partió en un aullido de muerte, algo dentro de sí sonrió, como quebrándose ante tamaña injusticia.
Lo ataron. Y empezó a sentir que era todo lo necesario. El único fin de su vida. Dejarse matar para de una vez poder dejar atrás esa persona, ese espectro que tanto odiaba. El fuego purifica, pensó, cuando el olor dulce de la carne quemándose le produjo un vómito que cubrió gran parte de su pecho. Con él, se consumían todas las horas, todas las imágenes y los sonidos. El universo se extinguía en esa pira ardiente, insufrible. Final.
Necesitaba del fuego que ardía a sus pies. Aunque a veces tenía demasiado miedo de renacer de sus cenizas.
I know you love me, love me like a piece of trash...
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 12:19 p. m. 0 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo Cuentos, literatura
domingo, noviembre 25, 2007
La pared era tan sólo una excusa. Algo dentro de él le gritaba que era solamente eso. Un intento de justificar el camino cortado enfrente, como si fuera el único lugar por donde el futuro podría asomarse. Las piedras salientes y los bordes romos que se asomaban en la superficie no eran otra cosa que una metáfora, o alguna cagada de la misma índole. Con insistencia le gritaba una voz que era precisamente eso, que era nada más que eso. Y sin embargo ahí estaba, mirando la pared, las piedras que se asomaban y murmuraba por lo bajo.
¿Una excusa? ¿Una puteada? ¿Acaso no eran la misma cosa, bajo esas circunstancias?
Alzo la mirada, inmóvil, hacía el cielo y descubrió las nubes en formas curiosas. Pensó en las palabras que había oído y desdeñado. En las que se asomaban por su garganta pero que veían los bordes tiznados de desmemoria y decidían salir. Un fuego le ardía por dentro y sin embargo no podía encontrarle una forma a la fogata que se alimentaba en sus entrañas.
Voces sonaban a su espalda, pero también algo le decía que no valía las penas escucharlas. Se acercaban y se iban, en mareadas milenarias arrastradas desde el infinito. Tan sólo la noche y sus sombras le indicaban que algo era real, por más que se desarrollara en la lejanía. En su mirada el pasado renacía con insusitada fuerza.
You do / i can see in your eyes
Un estruendo lo despertó. Vio a su frente la nada, vacilante, y a sus pies, pequeños hilos de sangre. En sus muñecas, un dolor punzante. De pie encima de la poesía escrita de sufriente modo, la victoria no encontraba un espejo donde bailar con su reflejo. Los versos tendían a desaparecer. Las palabras atascadas en su boca también.
En su nariz flotaba el olor a pólvora quemada. Dentro de su cabeza, una señal inequívoca. Se dió vuelta, y sin importarle el cadáver, empezó a caminar. Las paredes son tan sólo excusas, al igual que las palabras que callamos.
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 5:29 p. m. 2 sorprendidos por semejante idiotez
Algunos más, otros menos, más o menos me tienen conocido y saben más o menos de lo que hablo cuando me autodenomino "idiota". Ta bien, se que es redudante ahora que está la pestañita del "about el autor", pero bueno, ser idiota es una experiencia que sólo se adquiere mediante la experiencia y cada tanto se certifica y se justifica con las pelotudeces que uno hace, dice o piensa, o deja de hacer, decir o pensar.
En fin, sin más preámbulos, y para no aburrirlos con una concepción filosófica más profunda (para la mierda más profunda) sobre lo que es en verdad ser idiota o intelectual, voy a deleitarlos con una anecdota de reciente factoría.
Resulta que conocí a esta mina, llamesmola "D". Algo así como el señor "K" de "El Proceso", pero no, nada que ver. En fin, conocí a esta mina y bueno, chateando quedamos en encontrarnos hoy a las siete de la tarde en la terminal de omnibus. Bueno, todo viento en popa, y ahí va el boludo de Matías, a 15 minutos de la terminal en bondi, cuando piensa en la situación y se dice, alzando la ceja y viendo el pasamanos mugrientos del colectivo:
¿Y si resulta ser un plomo?
Pensó en eso, mientras le llegaba un mensaje de D, tras lo cual, al leerlo, decide enviarle un mensaje a su amigo, Fede, compañero de andanzas y desventuras, pidiendole que en caso de comerse un bodrio, haga algo para salvarlo.
Escribe entonces, algo que se leería así:
"Che, en caso de que se ponga turbia la cosa y salte todo a la mierda, tirame una cuerda"
De memoria, acostumbrado por los ultimos mensajes, aprieta el 3, navega el directorio y lo manda, creyendose victorioso sobre el subconciente. Hasta que hace memoria.
¿Cuantas veces habia apretado el tres? ¿Una? ¿Tres?
Abre los "elementos enviados"
Putea en voz baja. Habia apretado una sola vez.
El destinatario había sido "D".
Ahora, sacando otras cosas, vieron que lo de idiota no venia de casualidad? Tengo ese touch de, por decirlo de manera sencillar, cagar todas las cosas, sin importar sobre que se trate. Asi que, todos los que saben hablar juntar o algo conmigo, vayan con cuidado. Hay muchas cosas que deberian llevar una etiqueta anti idiotas.
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 12:31 a. m. 4 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo cartografía ombligocéntrica
sábado, noviembre 24, 2007
“Ninguna mujer deja a su novio para quedarse sola.
En el 99,9 por ciento de los casos es por otro hombre”
“Se que no hay terceras personas.”
Esa frase es prácticamente una constante en los e-mails que recibo de lectores o visitantes de la página web. La novia los dejó por motivo tales como “necesito encontrar mi propia imagen en el espejo de la vida”, y lo primero que me dicen es “sé que no hay otro”.
“¿Y cómo sabés que en realidad no te esta dejando por otro hombre?”, suele ser mi pregunta obvia.
“Porque se lo pregunté y me dijo que no”, suele ser la respuesta.
En la mayoría de esos casos, quince días más tarde resulta que el tan confiado muchacho se entera de que la ex novia está empezando un romance con un compañero de la facultad o del trabajo.
Claro... seguramente le empezó a gustar después de cortar con su novio. ¡Qué casualidad!.
Siempre hay otro
Detrás de una novia que te deja siempre hay un tipo que te está soplando la dama
En algunos casos ya están con otros antes de terminar la relación anterior. En otros todavía no, pero sin duda lo que la mujer está haciendo al cortar con su novio, al menos, es dar paso a la posibilidad de empezar una nueva relación. Y al nuevo candidato ya lo tiene bien asegurado.
Las mujeres son como Tarzán: no se sueltan de una liana hasta que no están bien agarradas de otra
Como ya dijimos, por más que la mujer la vaya de moderna, su objetivo principal en la vida es casarse y tener hijos. Y estar de novia es el paso previo necesario. Tal vez a ese novio que tiene no lo ve como su futuro marido, pero a los ojos de la gente al menos esa mujer estará en el camino correcto. Está de novia. Está en el paso previo.
“¿Y Julietita? ¿Está de novia?”, le pregunta una prima lejana a Marta, la mamá de Julieta, en el velatorio de un tío abuelo.
No le pregunta cómo anda Julietita de salud, si está trabajando, si se recibió. Le pregunta si está de novia.
“Sí... sí... Juli está de novia”, responde Marta sonriendo estúpidamente a metros del finado.
Sería un garrón para Marta decir que no. Que su hija de veintitrés años no tiene novio.
Tampoco le pregunta quién es el novio, qué edad tiene, a qué se dedica, si es bueno o malo. Lo importante es que tiene novio. Lo importante es que está en el camino hacia el objetivo de todas ellas.
Por eso es que toda mujer “necesita” tener un novio.
Ninguna mujer deja a un novio para quedarse sola. Esos sería como retroceder en la vida. Para que una novia te deje y se quede sola tenés que ser como mínimo un asesino serial
Las frases “más vale pájaro en mano que cien volando” o “más vale malo conocido que bueno por conocer” fueron sin duda creadas por mujeres.
Eso hasta que aparezca un pájaro con mejor plumaje y se les pose en la otra mano. O hasta que tengan a disposición uno más bueno para reemplazar al malo.
Y cuando te esté dejando, pidiendo un tiempo o lo que sea, y vos le preguntes si hay otro te lo va a negar siempre.
Admitirlo sería lo mismo que decir: “¿Viste todo lo que te prometí, todas las cosas que te dije, todos los planes que hicimos juntos, todos los sueños que compartimos? Bueno... me cagué en todo”.
Para ellas es mucho más sencillo sacarnos de encima con cualquier excusa estúpida o frase incomprensible que las exima de ser acusadas de falsas, mentirosas, infieles y malas personas
Y lo que sucede en esos casos es que preferimos creer lo que esgrime como argumento antes que pensar que hay otro. Pensar que hay otra persona duele mucho.
Para qué tener que soportar ese dolor si podemos pensar que ella, como bien dice, “está pasando por un momento difícil de su vida donde al no estar bien con ella misma no puede estar bien con nosotros, entonces por el bien de la relación y dado que nos quiere tanto es mejor que bla, bla, bla, bla...”.
El problema viene cuando tratamos de buscar soluciones a esos falsos argumentos para destrabar el conflicto y seguir adelante con la relación.
Supongamos que aduce que se siente “agobiada” por la relación (típico). Antes le encantaba verte todos los días y llamarte por teléfono veinte veces. Le gustaba que almorzaran juntos y que la fueras a buscar a la salida del trabajo.
Ahora de repente se siente “agobiada”.
La solución es sencilla: pueden verse día por medio, hablar menos por teléfono y no tener la rutina del almuerzo y la pasada a buscar a la salida, y asunto solucionado.
Pero no.
Con eso no solucionamos nada.
¿Y por qué no?
Porque ése no es el verdadero motivo que está generando su alejamiento.
El verdadero motivo es esa tercera persona que vos preferís pensar que no existe.
¿Duele?
Sí, duele. Pero si elegimos ver una situación irreal no vamos a poder tomar las decisiones acertadas para intentar recuperarla.
En honor a todos los que hoy están como estaba yo hace dos años. El libro es altamente recomendable, pero yo lo encontré con cerca de un año de retraso a cuando lo necesitaba. Pero en fin, si lo consiguen leanlo. Es muy bueno. Y si no consiguen lo primero (Que es recuperarla) por lo menos lograran ampliamente lo segundo, que es recuperarse...
Saludos y que se yo... Dejen comments? xD
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 3:46 p. m. 11 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo libros
viernes, noviembre 23, 2007
En la estrella
una sombra de naturaleza extraña escribe
"bajo las palmeras de tu calle
la poesía muerta del silencio
grita
mil victorias"
Y
sin embargo
siento
que puedo
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 1:33 p. m. 1 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo literatura, poesía
"Los chalchaleros son los led zepellin del folkclore"
"Mirá!" - señalando un taxi parado en la estación de servicio - "ahí hay un taxi tomando nafta"
Jaja... Este Benja... Dios... Lo que dice...
Bueno, saliendo del post con denodado contenido alcohólico, aca les dejo dos joyitas de quienes son, hoy por hoy, la banda representativa de la electrónica mundial: The Chemical Brothers
Out of Control
Under The Influence (no es un video, es una imagen nomás, pero la música se va a la remierda xD)
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 12:54 p. m. 0 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo cartografía ombligocéntrica, Delirios, música
jueves, noviembre 22, 2007
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 11:41 a. m. 3 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo literatura, poesía
En la apostasía de todas las historias
queda callada la voz de un hombre que camina
desandando trechos milenarios en un horizonte
cargado de misterios sombras
energía
y anagramas
de figuras oscilantes
en las llamas muertas
y sus rastros difusos ocultos en la aurora.
Bajo la luz del desierto que frecuenta
gotean unas estrellas de muerte
colgadas bajo la violeta atmósfera
que pende sobre la arena de los dioses,
infranqueables en universos contenidos
en la eternidad trigueña.
Una sombra que
es un
ala
espectro
sacerdote
hechicero
acaso Dios
y finalmente un muerto
vuela en donde se pierde la vista
a los pies de las montañas,
fantasmas oscilantes
de un espejo forjado en los albores
del rompiente ocaso.
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 11:27 a. m. 0 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo literatura, poesía
miércoles, noviembre 21, 2007
Extraido de "El último Paraguas", de Lucas Varela
¿Cuántos surrealistas se nececitan para cambiar una lamparita?
Pescado.
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 11:26 a. m. 5 sorprendidos por semejante idiotez
Es la segunda vez que me topo con este libro, con varios años de diferencia y con capacidad de hacer unas lecturas un tanto más profundas, y es la segunda vez que esta épica, desarrollada en un mundo anacrónico, me termina complaciendo y asombrando, como la mayoría de las obras de King, quien es un autor con una gran capacidad y que en este texto se arriesga mucho con la metáfora de elementos modernos y de la concepción del espacio, el tiempo y el universo.
Pero, vamos por partes. El tomo que reposa sobre este escritorio es la nueva versión, la primera edición de julio de este año, a cargo de Plaza Janés, la editorial española que se encarga de cobrar cerca de cien pesos por este libro, lo que, a mi parecer, es un tanto caro, teniendo en cuenta que generalmente por ese dinero se consiguen los tomos en su lengua de origen. Lo bueno de esto es que es una edición revisada, ampliada, introducida y prologada, con capítulos nuevos, explicaciones del autor sobre lo que a él le parece el libro y sobre el génesis de la obra y las modificaciones que se le han agregado. Ahora, lo malo de esto, es que tienen que reeditar cuatro tomos, que hacen a la primera hipotética parte de la saga “La Torre Oscura”. Esos cuatro tomos, si se cobran al excesivo precio de este mismo libro, significarían cerca de cuatrocientos pesos. El dilema es que el libro y la saga son excelentes, ¿qué fanático (por más qué tenga las ediciones anteriores) no se animaría a comprarlas?.
Hablar de Stephen King es una redundancia, a esta altura del partido, jugando ya tiempo extra y con un penal a favor. Todos saben que es un escritor un tanto controversial, no tanto en el ámbito editorial, donde es un best seller, sino en el intelectual y literario, donde es aún bastante fácil encontrar muestras de snobismo y cierta resistencia a aceptar que lo popular también puede tener profundidad. Por eso, King es tan amado por unos como odiados por otros, aunque la obra producida por el autor estadounidense, no sólo en el género del terror, sino de la ciencia ficción y hasta se ha jugado con un ensayo biográfico, ha ido inclinando la balanza hacia el lado de la aceptación, aunque sigue levantando polémica, de tanto en tanto, como cuando ganó la (esperen que consulto el cuadernillo de ingreso a la facu) medalla de The National Book Foundation for Distinguished Contribution to American Letters, que hizo que algunos críticos levantar la voz e hicieran algo de quilombo, cuando más que merecido se lo tiene.
Sobre la Obra, lo que podemos decir no es mucho más de lo que aparece en el prólogo: Tiene una notable influencia tolkeniana, metáforas cotidianas y la forma en que se desarrolla al relato va moviendo al personaje principal (el Pistolero, The Gunslinger en inglés – ese nombre es genial) entre un pasado lejano, puro en la vida del lejano Oeste, y un futuro lejano, antes que “el mundo se haya movido”, como dicen varias veces los personajes, en referencia a la forma vertiginosa, duradera y certera con la que los cambios se dan. Una curiosidad: Los capítulos que componen la obra fueron primero cuentos que fueron publicados en The Magazine of Fantasy and Science-Fiction, entre 1978 (edición y aparición del cual sería el capítulo 1, The Gunslinger) y noviembre de 1981 (edición y aparición del último capitulo, The Gunslinger and the Dark Man), y que después serían recopilados en este jugoso tomo, cuya primera edición en español fue la de 1992, traducida por Jorge Luis Mutieles.
La historia trata sobre un pistolero, llamado Roland Deschain de Gilead, que vendría a ser algo así como una especie de jedi o miembro de una orden mitológica, que se encuentra en persecución de un hombre vestido de negro, por razones que el autor no da a conocer muy bien. O que sí. O que no. En fin, cuando se llega a la mitad del libro uno se encuentra más preocupado por saber como hizo Jake, un muchachito de New York, para aparecer en una estación de paso, que por la figura negra, diminuta, que aparece y pierde de tanto en tanto, siempre en el horizonte. Es ahí donde entra a jugar la genialidad del autor: Jake pertenece a otro mundo, nacido vaya a saber donde, pero por las referencias que hace, Roland Deschain lo ubica en otro tiempo de su mismo mundo, aunque no se termina por saber si está en lo correcto o no.
Funciona bien como excusa, y hace llevadero el relato, la inclusión de las grandes distancias (el desierto, el paso de la montaña) como metáfora del tiempo. Roland y Jake se transforman en seres imperecederos mientras se mueven dentro de eternidades y eternidades de granito y arena, y a la vez, es como si recorriendo eso fueran trasladándose entre diferentes épocas, diferentes tiempos, que le son tan ajenos como tristemente reales.
El hombre de negro huía a través del desierto, y el pistolero iba en pos de él.
El desierto era inmenso, la apoteosis de todos los desiertos, y se extendía bajo el firmamento en todas las direcciones como una eternidad. Blanco, cegador, reseco, desprovisto de cualquier rasgo distintivo salvo por la tenue silueta brumos de las montañas recortadas en el horizonte y por la hierba del diablo, que producía dulce sueños, pesadillas y muerte. Alguna que otra lápida señalaba el camino, pues el borroso sendero que serpenteaba sobre la gruesa corteza alcalina otrora había sido carretera. Por allí habían pasado diligencias y bigas. Desde entonces, el mundo se había movido. El mundo se había vaciado.
Esos son los dos primeros párrafos de una obra que en su concepción y escritura se lo más cercano que se puede ser a “eterna” y anacrónica. Fue escrita durante un periodo de treinta años, y la culminación de la serie llegó recién en el tomo siete, en el año 2003, 21 años después de la primera edición (limitada, de lujo) que se hizo del primer tomo que estuve leyendo en estos días.
La búsqueda, inmensa como el desierto que la enmarca, es el centro de todas las vidas, y ellas se ven encausadas en pos de un objetivo, que se encuentra siempre distante, borroso, y, a veces solamente, se vislumbra como una certeza, escalando montañas o acampando lejos en el horizonte. La cacería de Roland se basa en eso. La de todos nosotros también, sólo que nos hace falta la ambición de calzarse los revólveres y salir andando en su búsqueda.
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 11:01 a. m. 1 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo libros, literatura, Recomendación Semanal
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 10:56 a. m. 1 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo libros, literatura, Recomendación Semanal
martes, noviembre 20, 2007
Una de las cosas más viejas que he escrito.... Y si, hoy no hay muchas ganas de postear pero ya se verá que se puede hacer....
Saludos, che y disfruten
Desvias tu mirada
Sientes que la herida se cierra
Has perdido el antojo
De hacerte y perder tu guerra
Entonces el piso se requiebra
Y el cuchillo se resbala
A tráves de un abismo
Y te desgarra la carne, te corta la garganta
El deseo queda atrapado
Y de pronto, y de a poco, renace
Trayendo consigo el arte
De limpiar las heridas que están sangrando
En el cuerpo que quedó por ahí
Perdido en la noche, desorientado,
Buscando un sitio propicio para morir
El epitafio se borra
pero se escribe del día a la noche,
La muerte se acerca con el paso de las horas.
Será mejor que reces. No hay manera.
Sabes que se te acabaron las opciones
Todo en lo que creíste se pierde y se quiebra.
Se desvanece como la niebla en la noche.
El hilo se corta y se rehace,
Corriendo por la carretera en contramano.
La caída es inevitable,
Terminarás dentro de un ataúd claro.
Tendrás que cargarlo
A lo largo del camino
Es un precio necio y vulgar
Para venderte el perdón de tus pecados.
La noche se oculta tras el manto
Que impone el sol con su olvido
Al tiempo que sabe que
no queda más que desolación y muerte
En una tierra donde se abaten los minutos.
Esto pasó cuando me hizo creyente
Fiel de su morbosa y retorcida religión.
Cayeron el velo y el telón
O tal vez murieron con el pasado. Y su presente
Se suma a una infinita caminata
Por los confusos pasadizos de la noche eterna,
Pero al fin y al cabo se abre paso
Para empezar a segar a tantas almas en pena.
La sangre de incrédulos mortales
bañan su extinto campo de batalla.
Pero ella sonríe porque no es su primera vez,
Mientras sus cartas
(va a jugar una nueva mano)
Sobre la mesa se barajan
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 11:45 a. m. 7 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo literatura, poesía, Salvando un Post
lunes, noviembre 19, 2007
Hoy hay una sola banda argentina que podría escribir el decálogo de como entrar a la historia de la música nacional por la puerta grande. Yo no la escucho, pero admito que mueve gente y eso que no usa ningun medio de promoción más que el boca a boca de sus propios fanáticos, y que a esta altura suman muchísimos, lo que provoca que la población aumente en 30 mil o 40 mil personas cuando tocan en el interior, caso Jesus Maria, por ejemplo, que duplico un dia su poblacion solo por un recital de estos muchachos.
Estamos hablando de "La Renga", que el sábado, tan sólo una semana después que vibrara el Galvez con la Creamfields (el año que viene voy y si no voy, es porque voy a estar muerto), lo puso hasta el culo.
¿Cuantas bandas argentinas pueden haberse dado el gusto de meter cien mil artisitas en cualquier lado? ¿Y cuantas de ellas tienen razones válidas y artisticas para seguir tocando?
Yo no escucho a "La Renga". Es más, no me gusta, y si me hubiesen dado para elegir entre la Cream y el recital, por más que valía 170 pesos la entrada, me iba para la Cream. Pero esa gente, tanto la banda como los fanáticos, estan reviviendo una cultura de estadios que parecia perdida después de lo que pasó con Callejeros, y que venía en declive desde que Los Redondos se separaron. Por eso es grato escuchar noticias como esas. Porque el rock vive y late, mueve venas y enciende pasiones.
Gracias, Renga, por darnos razones para ilusionarnos.
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 12:54 p. m. 6 sorprendidos por semejante idiotez
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 12:25 p. m. 2 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo cartografía ombligocéntrica, cultural
"Una para el camino"
La voz nacía entre las grietas de la memoria y se convertía en un grito real que latía sobre sus sienes, movilizando asi el aura que ostentaba encima de su mente. Los recuerdos de una noche digna de olvido permanecian expectante para abalanzarse sobre el espejo y mostrar figuras irreales en los contornos de las ojeras, los labios resecos y en el chupón que asomaba por la base del cuello.
- La puta madre - murmuró, mientras veía el recorrido del agua haciendo un remolino al fondo de la pileta.
En su cabeza, un dolor punzante lo obligaba a mirarse con detenimiento y descubrir en las orbitas rojilineas que contorneaban sus ojos azules alguna respuesta al vacío oscuro que pendían sobre algunas horas. Tenía la lengua reseca y la garganta colmada de arena, preguntas y vacilantes respuestas, que más que respuestas eran excusas.
Miro por encima del hombro, a través de la puerta, y descubrió su tierna belleza asomandose desnuda por entre las sábanas, respirando tranquilamente y abrazada al espacio vacante que su cuerpo había moldeado sobre ese colchón. Él la miró a través del marco de la puerta y en su corazón se despertó una angustia celosa de pasos y melancolías, a contra mano de lo que surgía por otros lados de su cuerpo.
Volvió a mirar al espejo, tratando de escapar a la hipnotizante piel tersa que invitaba a la caricia y a la perdición. Vio en su rostro la tentación y el fraude, el ansiado placer y la inminente desgracia de tener que volver pronto a una tierra plagada de excusas y sinsabores.
Salió del baño y dejó el agua corriendo, para llenar el silencio con el ruido de una cascada lejana perdida entre zumbidos, bocinas y el paso pesado de los camiones. Afuera, más alla de la luz mortecina que se colaba por la persina mal cerrada, un mundo se ponía en marcha y hacia correr las agujas del reloj que tenía en delante de la cama, encima del televisor que funcionaba a monedas.
La miro, con cierta timidez que la noche anterior no había poseído, y con una mano recorrió la piel dorada, sintiendo como despertaba en su pecho las contradictorias emociones de amaneceres desprolijos. Era hermosa, no podia dudarlo. El cabello morocho apenas se había despeinado y el rojo carmesi de su pintura para labios mostraba la frescura de las estrellas palpitando bajo la noche. Plateada, la luna parecia demorarase en los ribetes de la palidez sin broncear de sus senos.
Tenía en sus labios el sabor de su lengua y en sus oidos las palabras que habian empezado ese derrotero
- Es tan solo uno más para el camino.
Suspiró y, sin importarle demasiado, del cajón sacó un arma y disparó.
Cuando uno estaba dispuesto a traicionar, tenía que jugarse al todo por el todo.
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 12:55 a. m. 3 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo Cuentos, literatura, Noche
sábado, noviembre 17, 2007
Mi nuevo ringtone, cortesía de Andrés, el chabón al que les escribi las canciones más abajo, es esta excelente canción de Pearl Jam....
Disculpen el post rápido y hasta insulso. ando a las apuradas y me tomó mucho tiempo escribir esto
Nos estamos viendo, che!
Suerte a todos y buen sábado
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 12:12 p. m. 6 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo música
viernes, noviembre 16, 2007
En fin, dos giladitas de tres (la otra me la olvide en casa xD) que escribi para un compañero del trabajo que me pidio una mano en cuestion de letras, y esto es lo que salio. Sepan disculpar la rima tan certera y la metrica un tanto fija, pero como canciones tienen que tener ritmo y rima, porque sino se aburren los que escuchan y se vuelven boludos los que la interpretan.
Las dos canciones no tienen titulo y son, mejor dicho, un par de poesias a las cuales no les vendrian mal un touch de musica, eh? Digan ustedes que piensan.
Cancion 1:
Al pie del cielo
levanto mi tumba
como triste recuerdo
de mi voz
que ya es muda.
Marco con mis pies
el inicio de la batalla,
y con el reflejo de mi espada
vidas que no soñe.
Con la mirada
en tus ojos veo
cual inutil deseo
guerras y batallas.
Caminar si oir,
un regocijo inmortal
como tener que matar
por el derecho a morir
En paredes escribo
letras inmemoriables
que no seran leidas
tal cual desastres.
Un grito de silencio
nos toma por sorpresa
y a mitad de la vida
nuestra alma cercena.
Bajo espejos de arena
descansan los restos
junots a pesados fragmentos
de reflejos y esperas.
Cancion 2:
En el valle se amontona,
entre vidas y espectros,
los despojos y restos
de almas sin memorias.
Los cuerpos fetidos
bajos los verdes arboles,
vibran con pequeños roces
de placeres sin recuerdo.
Dejando pasos atras
la tibieza de la arena
encuentro delante de mi
un mar pleno en penas.
Desdibujada su sonrisa
puedo verla entre cadenas.
Su belleza tirita eterna
entre la sangre de la herida
cargada de pura miseria.
martir en la hoguera,
elijo la verdad a callar
entre el destierro y matar
elijo la pena mas severa
Podran flaquear mis piernas
podra mi boca querer callar
podra mi vida escaparse
pero en mi la paz triunfara
Ante los ojos de la llanura
dejo la inmundicia a mis pies
hoy no hay ecos que callen
ni llagas que quieran ser.
Los fuertes pronto caeran
y quedara las paredes
sostenidas por la desdicha
de ver triunfar la libertad.
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 2:16 a. m. 0 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo música
jueves, noviembre 15, 2007
Bueno, voy a lanzar oficialmente la nueva plantilla con todos los cambios que les he hecho...
Primero, no esta la columna egocéntrica donde mostraba lo que había leído hasta que me cansé de actualizarla (Espero que no hayan creido que estuve desde julio hasta estos días leyendo "Code: Red Rabbit", de Tom Clancy), y en su lugar he puesto un blogroll con los blogs de gente linda que escribe lindo (forma cursi de decir que son los que más seguido leo), que son un poco menos que los que hay en la entrada vieja en la que hablaba del reader.
Segundo, la columna esta pelada, pelada, pelada, porque no he encontrado cosas con las que me guste llenarla, asi que si quieren envia banners y webaditas lindas (y utiles, si tienen alguna xD), remitirlas a mi mail o dejar un bonito comment en esta misma entrada.
Tercero, podrán notar que la barra que estaba debajo del banner (cuyo modelo fuí yo y me gustó el resultado y no soy narcisista lalalalalala) tiene un uso y no está de mero adorno, ya que sirve para visitar mi flog, mi photo log (ojo que no es lo mismo) y demás giladas que ire agregando en tiempo en que vaya haciendo algo que sea digno de una mención permanente en una barra debajo del bonito banner.
Cuatro, puse de vuelta el código de Google Analytics, ya que me llevé el cagazo de mi vida al ver que en dos días las visitas habían caído de 43 diarias (el lunes) a una (ayer), y que no aparecían contadas las que estuve haciendo yo con motivo de ver como mierda iba quedando la plantilla. En fin, hilando fino, me dí cuenta (que el blog sea aka-idiota no significa que yo sea tampoco un soberano pelotudo, che) que al reemplazar la plantilla el código había sido kaput!...
Cinco, la parte principal (que es donde leen esto) es más estrecha que en la anterior plantilla, asi que, por más que escriba dos boludeces, se va a hacer eternamente largo, más si usan una configuración de pantalla de 800 x 600, que al blog le calza justo, pero queda para el tuje con otras cosas....
En fin, son pequeños cambios, pero que significan un nuevo nacimiento, un enfoque más 2.0 (!) a esta cuestión que la web, hoy por hoy, se encuentra al alcance de todos.
No vale putear al autor xD
Saludos y dejen comments (parezco un puto flogger escribiendo)
Matías
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 2:07 a. m. 14 sorprendidos por semejante idiotez
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 1:29 a. m. 4 sorprendidos por semejante idiotez
miércoles, noviembre 14, 2007
Capuchas (Naty, tal cual su nombre terrestre, del ex blog de los pescaditos) me pasa este meme donde tengo que poner cuales son las 5 cosas a las cuales les tengo un sincero y llano cagazo. Podríamos decir que el miedo es una forma de reacción psicológica y fisica ante situaciones de extrema ansiedad, en donde la duda generada es capaz de ponernos los pelos de punta, se dispara la adrenalina y nos ponemos a decir demasiadas pelotudeces.
Pero, como no nos preguntaron nuestra fuckin' opinión sobre lo que es o deja de ser el miedo, pasemos a lo que se nos ha dicho: Cuales son nuestros cincos peores miedos.
1) Que alguna radio descubra "Chicle de menta" y lo pase todo el maldito dia.
2) La muerte (inevitable e irrevocable) de algún ser querido.
3) A no poder escribir jamás
4) A que me pase lo que Borges dijo con tanta maestría:
"nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de maestría
de Dios, que con magnifica ironía,
me dio a la vez los libros y la noche"
5) Publicar y ver que no soy tan bueno... cosa que desembocaria en el punto tres.
Como es deber de quién les sirve pasarselo a otra gente para que confensen sus vergüenzas, se los paso a
Pablo
Agz
la Pame
Heladero...
So.... Go for it...
Fear of darkness? Ha!
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 1:04 a. m. 4 sorprendidos por semejante idiotez
martes, noviembre 13, 2007
Sin ninguna razón en particular, decidí cambiarle la cara al blog, porque medio que me estaba cansando la planilla vieja (que era full custom... la re cagué a chirlos a la pobre, je) por algo más nuevo y limpio, alegre y todo lo demás.
Espero que les guste, porque es la que va a quedarse hasta fin de año, a menos que pase algo que amerite un cambio radical de planilla (ya saben: peliculas, premios, libros, ¿quién les dice?)
Bueno, por ahora me voy retirando. Hace como 3 horas que estoy metido en esto pura y exclusivamente...
Saludos
Matias
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 4:46 p. m. 2 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo Blog
domingo, noviembre 11, 2007
La vida es
tener el arma en la mano
y el sabor de la herida
latente en el pecho.
La vida es
hacerle oídos sordos
a los gritos de muerte,
y frente a las paredes
oscuras
negras
inminentes
decidir estallar
en un atisbo de luz,
perdido
en las horas mudas
de la ciega indiferencia.
Veré pasar
la intrascendencia
de sentirme humillado,
ante las caras falsas
que reniegan el cálido abrao
de la verdad y la gloria,
esperanza única
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 11:59 p. m. 4 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo literatura, poesía
sábado, noviembre 10, 2007
Uno de los mayores problemas que carga consigo el género de metal es que se lo considera, dentro de lo que es el rock como género, como una subdivisión burda y tribal, cargada de ignorancia, cuyo estandarte de batalla es un ritual de apariencia pagana y ribetes un tanto satánicos, por la iconografía adjudicada a lo largo de su carrera (pagano por las letras nórdicas, satánico por las constantes referencias que hubo al Gran Señor de las Tinieblas (va en broma, che) en los inicios, remotos ya, del género.
Por eso el grueso de la gente trata al heavy metal y hasta el punk (vale aclarar que la gente que crítica estos ritmos son personas al que le molesta cualquier forma de armonía que salga de lo que ellos consideran "buena música", y que resulta ser la música que pasan a cada rato en la radio) como un genero formado y destinado para puros y meros ignorantes, incapaces de hacer otra cosa que "agitar esa melena" (nota del autor: se llama "headbanging") o de hacer "ese baile tan violento que tienen" (conocido, popularmente, como "pogo").
De las letras no opinan, ya que el "ruido" los confunde y no les permite escuchar nada más que el riff de entrada de la canción, tras lo cual empiezan a poner excusas con el fin de no tener que ceder un ápice en una decisión tomada y fundamentada en la pura, lisa y llana terquedad.
Me toca a mí, desde este humilde espacio, defender a la música que más me apasiona, sea cualquiera el momento en que la esté escuchando, porque hay mucho más que la añeja y caduca imagen que aún está metida en las cabezas de todas esas personas.
El metal, como cualquier ritmo musical, tiene sus costumbres y su forma de moverse, de conformarse como grupo social, mediante las personas que van a los recitales o que no, que simplemente la escuchan porque es algo que les llena el alma.
Es cultura, porque tiene un mensaje y tiene medios para enviarlo, y porque hay gente que responde a ese mensaje de distintos modos, mediante la musica que produce, la forma en que se viste, los gestos. Y creo que de no haber sido por la falta de apertura de la sociedad hasta habría un genero literario con la fuerza y la vibración de sus sonidos.
Pero se lamenta lo que pudo haber sido cuando ya no hay forma de recuperarlo. Como cuando Talleres le ganó a Belgrano, por ejemplo xD
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 2:30 a. m. 2 sorprendidos por semejante idiotez
viernes, noviembre 09, 2007
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 11:52 a. m. 0 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo literatura, poesía
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 12:49 a. m. 0 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo cueck, Cuentos, literatura
jueves, noviembre 08, 2007
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 11:50 a. m. 0 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo cueck
miércoles, noviembre 07, 2007
Hoy voy a permanecer ajeno a la promesa reiterada que voy a postear seguido. Soy una persona inconstante, en casi todo lo que hago menos en la lectura, la gran pasión que entorpece mi ejercicio estilístico y, a momentos, periodistico.
Por eso hay momentos en que impasses (¿se pluraliza así?) como los de la semana pasada y finales del mes de octubre (leer "de sinonimos boludos y otras formas de alargar un texto en forma innecesaria (fragmentos)", del autor Reinaldo Ernesto D., compilado de diversas formas y elementos que permiten alargar hasta el hastío o fastidio de lectores y autores textos carentes de virtud alguna por parte propia) son necesarios para tomar un aire y dar un nuevo enfoque a las cosas, cuando uno siente que esta al borde de tirar todo a la mierda y ponerse a hilar canastas.
Uno piensa, piensa y piensa, dejando pasar todo. Tengo que acabar con el pensar tanto, porque termino desechando las ideas y el tiempo, ya que no aprovecho ni uno ni lo otro.
En palabras de House of Pain... "Put on your shit kickers and kick some shit", que, en interpretación libre, para aclarar, vendría a ser algo así como "a ponerse a trabajar"...
Y no digan que vuelvo, porque en verdad nunca me fuí...
PD: ¿Que tul el mati fotografo?
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 12:46 a. m. 3 sorprendidos por semejante idiotez
martes, noviembre 06, 2007
Hay un silencio, que desciende de mil silencios peores, colgando en el desolado paisaje, en compañía de fantasmas de sucesos que despertaran lágrimas y risas días atrás.
Hay un eco que desciende de mil ecos, ecos de los roces de las ropas, de los gritos, de los murmullos y el devenir de las miradas que se enmarcaban en los sudados rostros de los actores principales de aquella tragedia instaurada en lo más profundo de la memoria, y rescatada en las figuras eternas detenidas en el tiempo.
Serás tú, seré yo, quienes hagan propias las palabras que relatan la épica de una tarde aciaga ante los ojos de un cielo que negaba su existencia terrestre, émulos en la tarea de ser Homero en el desconocimiento de una melodía que tocaremos a oídas.
En la fibra íntima de nuestras almas haremos usos de los tonos de nuestra voz, de la avidez de nuestra memoria para recordar u olvidar, para hacer de todos o de algunos aquellos sucesos que se pierden en las almas de los hombres y en la rigurosidad de las estadísticas, pero cuyas imágenes quedan grabadas a fuego en las retinas de los testigos que deciden enmudecer.
Empezaremos, pues, a relatar una batalla entre titanes que no fueron más que hombres en un exiguo pasaje de cemento y césped, teatro moderno donde la gesta de las Termópilas se vivió de nuevo, con el protagonismo de treinta mil almas y la mirada expectante de miles en las butacas de una ciudad colapsada en la ausencia.
Fueron once y once, cantaremos ante las paredes mudas y ciegas para que puedan imaginar, pero a su alrededor latía el odio de seres que pedían muerte a unos y glorias a otros, mientras los minutos se disponían a corre en una suicida carrera hacía un pasado inexistente dentro de las vírgenes mentes.
No hay concepción más errónea que la idea de escape que imperan en las horas vividas, como si haber transitado esa senda nos imposibilitara de volver a recorrerla alguna vez. También lo es pensar que las cosas que vendrán esperan distantes mientras nos acercarmos, o se acercan lentamente, de acuerdo muere el tiempo en nuestro pasado. Todo eso es una falacia. No existe tal cosa como esa concepción del tiempo. Todo es ahora, ayer y mañana. La fotografía que recuerda el grito desesperado de gloria es la garganta misma que grita con pasión, en ese instante que es todo y es uno, porque abarca la pasión y la victoria de uno, y la deshonra y derrota de otros.
Todo eso habrá que cantar, reviviendo fantasmas que son recuerdos de ecos que de ecos que descienden de mil ecos, ecos de las gargantas que claman, de las bocas que enmudecen y de los ojos que niegan. Ante el mutismo de una multitud, el clamor de guerra y victoria se levanta todos los días en recuerdo de lo que acontece, eternamente, en las Termópilas.
Lo que cuentas tú, lo que cuento yo, es un relato de la posteridad y del pasado. Es un murmullo apagado o una voz que nace. Es silencio entre calles que rugen todos los días, es el ensordecedor estallido que rompe la afonía de los orantes. Es el semblante victorioso de Leonidas, aún en la muerte, detrás de su escudo y encima de su caballo.
Serás tú, seré yo, quienes diremos que vivimos la épica gloriosa de una batalla que es todas y que es ninguna, que fue recuerdo y porvenir, desventura y desesperanza. Serán ellos, serán ustedes, quienes callarán y aturdirán con la expectativa de la experiencia, nacida en el atisbo de la penumbra de la guerra.
Dirás, diré, que hubo silencio y griterío al mismo tiempo, en gargantas opuestas y símiles, la tarde del tres de noviembre, eterna y póstuma, inmune al tiempo que tanto nos persigue.
Dirás, diré, que veintidós hombres se disputaro la burla de ser vencedores y vencidos. Nada de nuevo hay en esto, ni épica en la contienda que arrastra sus historias. Pero once de esos hombres tenían el aliento fervoroso de treinta mil anónimos soportando sus espaldas, mientras que otros once lo soportaron como un filo burdo colgando sobres sus nucas.
Ahí es donde radica la épica, gritarás, gritaré. En el filo cortante que pende sobre cabezas que desconocen el final de la búsqueda, pero que siguen buscando más allá de la esperanza de encontrar un final.
Todo comienzo es un final. El inicio es el final de la espera, así como el final del inicio es el inicio de un nuevo final.
Preguntarás y preguntaré si no piensan eso las gargantas anónimas que callaron en el minuto veintiseis, ante los inicios de una derrota y los finales de una agonizante esperanza. Preguntarás y preguntaré si no piensan eso las voces, que atronadoras surigeron desde las calles de una ciudad enmudecida, en el final de la espera, en el inicio de la victoria.
Hubo una muralla después, surgida de la nada. Por eso el tiempo no existe más allá de lo que creemos comprender. La pelota cayó lenta, desesperadamente, y la batalla se silenció para contrastar el grito de que surgía de los once que sentían el aliento como punzantes espadas en sus nucas. Para unos fue una eternidad, para otros un instante. Todo se desvanece ante las miradas y sus parpadeos. Sólo un resto, un dejo, un eco que desciende de mil ecos, queda ante nosotros para ver. Por eso congelamos la imagen de un abrazo que es, en verdad y en mentira, eterno.
Pasaron los minutos, o simularon pasar, ante los ojos, oídos y rostros atentos, hasta que el final se hizo inicio. Murió una esperanza, ante el mudo estupor. Nació una convicción, ante gargantas rugientes ávidas de un nuevo amanecer.
Eso que cantarás tú, que cantaré yo, será la victoria del tres de noviembre, en la batalla de las Termópilas, en el Estadio Córdoba del Chateau Carreras, de Leonidas y sus diez, frente a otros once, que eran treinta mil espadas, o la derrota de Belgrano ante Talleres, frente a once hombres, que hoy buscan ser mármol para la gloria.
Es por eso que hay un silencio, que desciende de mil silencios peores, colgando en el desolado paisaje, en compañía de fantasmas de sucesos que despertaran lágrimas y risas días atrás.
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 12:00 a. m. 2 sorprendidos por semejante idiotez
lunes, noviembre 05, 2007
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 11:50 a. m. 1 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo deportes
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 11:36 a. m. 2 sorprendidos por semejante idiotez
una caradureza llamarlo Cuentos, deportes, literatura, Salvando un Post
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