Tras un velo,
de pesada fragancia,
se recortan los pinos,
acariciando
las plumas estelares
de las naves que llegan.
La madera
cruje, y las velas
se izan
para batirse
n la esperanza
de caricias,
heladas y húmedas,
que las olas
propician.
destello
dorado que, en
el horizonte,
cede el trono
a la luna,
que acaricia
su figura entumecida y reflejada
infinitamente
sobre los fiordos.
La madera cederá
frente al fuego,
que a la traición purifica.
tus lágrimas
serán las mías,
y harán del mar
una isla eterna
perdida.
Libre,
en donde
el océano se funde
con el viento.
sábado, diciembre 22, 2007
Norte
escrito por Matías Orange por'ai, cerca de las 10:08 p. m.
una caradureza llamarlo anda a saber..., cueck, literatura, poesía
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