miércoles, octubre 17, 2007

Patio Olmos: ¿Qué Bueno?

Nadie puede negar que es, a esta altura, un símbolo de Córdoba Capital. Frente a sus puertas la bienaventuranza y la tragedia de miles de cordobeses se desliza día a día, inmune a sus fachadas de piedra y a la silenciosa fuente que espera en frente de su gigantesca puerta.

Es símbolos de unión y festejo. Y también de desidía. Frente a sus puertas se congregan las huestes del campeón y el anhelo popular de una víctoria que muchas veces se nos ha negado. Ensayos de gritos victoriosos quedan guardados en la garganta de las doloridas almas, en espera de otra oportunidad, para darle rienda suelta a la alegría, que tarde o temprano llega.

La última horda victoriosa que se paseó ante su majestuoso silencio eran de colores azulgrana.

El Patio Olmos es ya un punto de referencia para todos. Frente a él se congregó un pueblo para ver como un grito germánico corrompía las lágrimas que corrieron por los ojos de muchos. Frente a él se izaron incontables veces las banderas de campeones de los bosteros y las gallinas.

El Patio Olmos es de una referencia contradictoria.

Está en los tiempos de alegría, acompañando a los vibrantes ánimos colmados de gloria éfimera. Y contempla con solemnidad el paso ruidoso del reclamo que corren por las arterias que hay a su vista (la avenida Yrigoyen, la Veléz Sarsfield, el Bv. San Juan), con la voz de los oprimidos en busca de justicia.

Es juez y testigo de una vida que late entre sus calles. Está condenado, de por sí, a sufrir las consecuencias de nuestros avatares y el pesar de nuestras decisiones.

No quisiera ser él.

0 sorprendidos por semejante idiotez: