miércoles, diciembre 05, 2007

Diario: Dia 3

"Die Liebe ist
ein wildes Tier"
Rammstein - Amour Amour


Si Córdoba fuese el infierno, de seguro la muchacha rubia del cartel de aquel negocio de ropa, ubicado a escaso metros de la entrada del edificio donde ando noctámbulo desde las primeras horas de tu partida, sería sin duda alguna el diablo. Basta con mirar su acartonada figura, su cuerpo delimitado por un fondo blanco y contenido a a duras penas por la tinta de la impresión, esa mirada celeste de perdición y el cabello que contornea su perversa sonrisa Incontables deben ser los hombres que se pierden en la fantasía de poseerla tarde o temprano.

Desde hace un tiempo vivo en las cercanías de un mundo demasiado ajeno a mi mirada. Todos los caminos parecen conducir al nudo dispuesto por el azar en la calle que corre debajo de mi departamento. Pueden sentirse a las noches los bocinazos, las frenadas y hasta algunas puteadas con evidente claridad, que harían sonrojar al más vergonzoso. Aquí, treinta metros por encima del asfalto hirviente de las tres de la tarde, siento como el calor me pega de lleno en la cara y como el viento cocina mi piel. No hay piedad en ningun lado, cuando se rompe el aparato del aire. Hay tentaciones por cualquier lugar: el televisor prendido, el aparato de música con una canción histórica (still i wonder: who stops the rain?), la caída y el cartel una esquina más abajo. Siento el murmullo del diablo rondando cerca de mi oído. Una frenada lo enmudece.

Por primera vez en lo que pareció mucho tiempo, pero fueron dos días, logré abrir un libro y dejar de lado estos apuntes, aunque fuera por un rato. Chejov logró que, por unos instantes, desviara mi atención de las letras escritas en formas errantes sobre manchas de diversos tonos y colores. No quiero tener que realizar ninguna corrección, hoy. Necesito desenchufarme un rato de tanta vigilia frente al teléfono que no suena, al mail que no llega o el mensaje que no envías. Ansío recibir una palabra tuya, por más que sea un simple espejismo fatal pendiente en el desierto, sobre una trampa de arena. Pero, de vuelta, la lectura logró abstraerme y, por un momento, mi desdicha fue la de Trepliov y no la mía propia, aunque supiese (y sé) que está en cualquier lado, yaciendo al lado de mi conciencia.

Un día extraño. Lo definiría así. Un calor abrasador, con una humedad espantosa y con el bloqueo impidiéndome escribir. Decidí no hacer poesía de este dolor que me acongoja, porque sería un fruto estéril, producto de una mala maceración, y terminaría por avigrarse. No necesito exponerme al error de escribir recordándote, por más que este cuaderno parece estar dedicado a tu póstumo silencio. Suficiente tengo ya con sufrir... en fin.

No hice otra cosa más que estar en movimiento. Me sentí a gusto pero extraño, en la marea de personas que danzaban por distinas calles sin ningún destino en concreto. Paseé por librerías y negocios de música, buscando discos y algún libro que pudiese considerar decente. Terminé comprando un disco de electrónica y un libro bastante extraño, pero del cual tengo un buen presentimiento. "El Boludo Argentino", se llama, y en la tapa tiene un cartoncito laminado que simula a un espejo. ¿Cómo no identificarme con el título, si al fin y al cabo, todos somos lisos y llanos idiotas de algún modo o forma?

En los diarios no encontré nada relevante, tal voz porque no se identificar una noticia verdadera de un fiasco incognoscible. Me pesan lo mismo la inminente guerra nuclear en Irán como el homicidio de un niño pobre en algún paraje porteño. Y hasta creo que más el segundo, pero no sé. No sé. Todo carece de importancia para las almas vacías, que se mueven ya por inercia.

Comí a la tarde un pedazo de lomo al plato, en la compañía de un amigo, Juan. En estos dos días, últimos en un verano falleciente pero crudo y cruel aún, he recibido en compensación por tu su partida el encuentro con amistades lejanas ya, que parecían perdidas en el recuerdo. Tienen miedo que pueda hacer algo, me confiesa Juan, detrás del vaso descartable cargado de Sprite. Ya sabes, siempre fusite medio tirando a la depresión y todo eso. Son honestos, sinceros hasta la brutalidad, y de esa manera buscan mantenerme lejos de las paredes que me recuerdan a ella, de los titulares donde leo su nombre, de las imágenes en donde encuentro su figura oculta. Y de alguna manera lo logran, porque de haber perdido la cordura no estaría escribiendo estas palabras. Pero, ¿quién sabe?. El loco no sabe que está loco hasta que otro le diagnóstica la locura.

Poco a poco el día fue cediendo, aunque el calor siguió apretando, y las primeras estrellas titilantes me encontraron escribiendo estas palabras que parecen no tener sentido ya. recién salido del baño, con la toalla atada a la cintura, contemplo el manto de luz que sobrevuela Córdoba, mediante mi ventana. Unas luces ya están prendidas y debajo de ellas parece llevarse a cabo la parodia de una vida. Tengo la mente en claro, o así me parece. Puedo ordenar mis pensamientos, manteniéndola lejos de mi cabeza, y escribr algo que pueda pasar como "legible".

Tal vez el bloqueo sea una excusa, y las luces centelleantes de la noche que se despierta sean las puertas para sortearla y dejar atrás este fin de semana colmado de demonios. Un aire fresco se cuela por la ventana y en las nubes hay una esperanza de lluvia. Desde mi balcón eso puede contemplarse, pero no hay ganas de salir a enfrentarse con el mundo. El cansancio me lo impide, aunque tal vez haya otra razón.

Tengo miedo que desde ahí pueda ver al exquisito diablo de la valla de la esquina, empuñando esa sonrisa de seducción pérfida, sostenida por el pástico que apenas la contiene, y que hoy se me hace más sensual y sugerente que nunca.

1 sorprendidos por semejante idiotez:

Bustos Domecq dijo...

Muy bueno, noté un par de frases épicas también, ¿por qué tiene que ser siempre la desdicha y el (des)amor los que promuevan este tipo de inspiración?

Me parece que se filtró algo que no parece parte del relato, en el quinto párrafo. No sé, bastante aparatoso. Otra, en el octavo párrafo: (...) compensación por tu su partida (aviso, si fue intencional no lo entendí je).

Lo demás, impecable (creo haber dicho ya que me encanta tu estilo), siga entreteniendonos con esta obra por entregas :-)

(Off: 21 lectores? 'Joputa!)