sábado, diciembre 22, 2007

Norte

Tras un velo,
de pesada fragancia,
se recortan los pinos,
acariciando
las plumas estelares
de las naves que llegan.

La madera
cruje, y las velas
se izan
para batirse
n la esperanza
de caricias,
heladas y húmedas,
que las olas
propician.

destello
dorado que, en
el horizonte,
cede el trono
a la luna,
que acaricia
su figura entumecida y reflejada
infinitamente
sobre los fiordos.

La madera cederá
frente al fuego,
que a la traición purifica.
tus lágrimas
serán las mías,
y harán del mar
una isla eterna
perdida.

Libre,

en donde
el océano se funde
con el viento.

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