sábado, agosto 18, 2007

Lo que compré...

Como podrán leer en el post siguiente, hoy fui a Córdoba porque cobré el sueldo. Después de cobrar, como se me hizo una pequeña costumbre, salí a recorrer el centro para ver que había para comprar.

Like always, terminé decidiendome a comprar unos libros y un par de comics como para no
perder la costumbre de ver unas viñetas.

The Hunt (que buen nombre, la puta que los parió. Como no hacer una peli basada en ese título, je)


Primer Acto: "Crossover Comics" (en la Galeria Rex)


Entré al local y esperé pacientemente a que me atendieran, sin prestar atención alguna a los individuos que andaban en busca de videojuegos y otras trivialidades y a sus incomódas e insensatas preguntas.

- Disculpa, ¿tenés el need for speed under... - empezó a decir una chica
- "Carbón" - corrigió un varón, desde atrás
- ¿...el need for speed "carbón", para pc?

El vendedor salió detrás de la caja, se dirigió a la batea, y tomó una caja que había a simple vista.

- Tenemos el Carbon, pero es para Play 2 - dijo el vendedor.
- Uh... ¿No lo tenés para compu? - comentó el chico.
- No, sólo vendemos juegos para PlayStation.
- Ah... ¿Y para compu no tenés ninguno?

La idiotez de la muchacha hizo que me concentrara aún más en los diferentes tebeos que tenía a mi disposición. Con la vista recorrí los nombres en los lomos de algunos gruesos libros y me lamentaba por no animarme a gastar aquella plata que tenía separada para el TAP, y por haber elegido justo un lugar donde no aceptaban la Kadicard.

- Disculpa - me dirigí al señor calvo detrás de la computadora - ¿No tenés "Watchmen"?, de Moore.

Fue una pregunta tirada al azar, como para mostrarles que no estaba parado ahí por simple azar, desventura o curiosidad. Antes que empezara la búsqueda, ya intuía la respuesta.

- No, no tenemos - me respondió.
- Hace un año y medio que está agotado - acotó otro empleado (o dueño, muy díficil diferenciar una función de otra) desde atrás.

El local pronto se hizo chico para la cantidad de chicos que estaban observando por ahí los bolsos, los comics y, principalmente, los videojuegos.

Decidí tirar otra joyita para regodearme un rato en el vacío de esas pequeñas victorias, soberbias, del saber (endeble, es verdad: hubiesen bastado dos preguntas para que me descubrieran) que llevaba conmigo.

- ¿"Crisis en Tierras Infinitas"? - pregunté.
- Ese es europeo, ¿verdad?.

El pensamiento cruzó mi cabeza, sonando fuerte en inglés. What the fuck? o.O? . ¿De qué me
estaba hablando este vago?¿Qué mierda hacía laburando ahí?.

- No... es de la D.C. - dije, con timidez de estar pisando tierra de nadie, minada por algún enemigo que no se dejaba mostrar.
- Tiene razón - dijo el muchacho que había acotado que se había acabado hacía más de un año Watchmen, que se encontraba detrás mio - Es americano.
- Ya sé - se disculpó el señor, o ensayó una excusa, a lo mejor - Me refería a que lo había editado Norma, en España...
- Ah, sí - interrumpí -. Lo sacó Norma o Planeta, no se cual de las dos.
El pelado asintió mientras buscaba en la máquina, aunque ya podía entrever la respuesta.
- No, no lo tenemos.

Fuck.

Me quedé unos instantes en silencio, mientras miraba la pila de mangas a la derecha del vendedor. Battle Royale, Tomo 2. No. No estaba. ¿Para que me molestaba siquiera?

- ¿El Tomo 2, de Battle Royale... Lo tenés?

Automaticamente, el viejo miró a su derecha, siguiendo mi vista.

- No, tenemos del tres en adelante - me dijo, con un tono de voz que parecía indicar que yo lo estaba cargando.

Asentí en silencio. No era mi día, por lo menos en materia de tebeos. Me di vuelta y fue a mirar a donde estaban colgados los nacionales y europeos. Azpiri, Solano López, Manara, Altuna, Serpieri: Toda una colección del mejor comic erótico. Más abajo, el tomo 6 de Akira. Lástima no estar en Buenos Aires para poder reventarme el sueldo en la primera parada. A mi derecha, la edición aniversario de "El Eternauta" me dio una pequeña esperanza. "A lo mejor podemos salvar aunque sea un par de boludeces". Lo saqué y fui a la caja.

- Me llevo este.

El pelado me miró desorientado. Por lo visto resulté tener un gusto muy ecléstico.

- Creo que me queda uno... - dijo, mirando la computadora.

Me encontraba estupefacto. Tenía un ejemplar en la mano y el susodicho se empecinaba en buscar otro, como si negara la existencia del grueso volumen que teniamos los dos enfrente.

- Si, queda uno sólo - dijo - Ahí nomás te lo bajo.

¬¬'. No me dio a tiempo a decirle que no había drama si me llevaba ese ejemplar. Bajó al instante, llevando otro en las mismas condiciones.

- ¿Algo más? - preguntó, mientras yo buscaba entre unos comics amontonados y sonreía de repente. Una busqueda llegaba a su fin.

"Sin City: That Yellow Bastard". Volumen 4, de Gargóla Ediciones. Great.

- Sí. Esto y nada más.

Pagué los 62 pesos e intercambiamos las fórmulas de cortesía de siempre. Creo que saben que tarde o temprano voy a volver...


Segundo Acto: "Maidana Libros" (Deán Funes y Velez Sarsfield)

Una libreria grande, de esas que parecen que van a tener todos los libros que uno podría llegar a querer encontrar. Más allá está "El mundo del Libro", en la esquina de Deán Funes y Obispo Trejo, a dos o tres cuadras de la Facultad de Derecho y en pleno corazón latente de la Peatonal. Otra de las grandes, pero ya había averiguado antes. Lo que buscaba no estaba ahí.

Entré con paso decidido y encaré directo a una de las vendedoras.

- ¿Estás atendido?
- No, ¿pero podrías ayudarme? - pregunte, con un dejo de obviedad latente.
- Sí, claro. ¿Qué andás buscando?
- "La hora sin sombra" y "El Ojo de la Patria", de Osvaldo Soriano.
- A ver, vamos a ver si lo tenemos en stock.

Si bien no son los libros más populares del "Gordo", eran relativamente nuevos, y habían sido re-editados hacía poco por Seix Barral.

Me acerqué por detrás de la vendedora y miré por encima de su hombro, a ver la respuesta que le devolvía la pantalla. Para mi sorpresa había muchos ceros debajo de la columna de stock. La muchacha repetía con voz monotoma los títulos y la disponibilidad.

"Una sombra ya pronto...", no tengo; "Triste, Solitario y Final", me quedan dos; "Triste, solitario" me quedan cuatro, pero de otra edición. Y así sucesivamente. Mis ilusiones, palabra a palabra, de completar por lo menos todas las novelas de Soriano se hacia trizas.

- Mirá - me dijo, como si trataramos de toda la vida - Tengo "El Ojo de la Patria" y "Rebeldes, Soñadores y Fugitivos".
- Ok, me los llevo.
- Espera que los busco en el depósito.

Mientras la chica desaparecía subiendo una escalera paseé la vista por el local repleto de libros. A mis oídos llegaban cortadas las conversaciones murmuradas en un tono culto y con una pronunciación certera y carente de vida. Demasiado medida eran las palabras y la manera en que eran dichas. En el estante de "Historia", mi interés se disparó. Freneticamente buscaba, en los nombres de los lomos la palabra que motiva esa idea que sigue rondando por mi cabeza. "Stalingrado".

Minutos después, frenaba mi busqueda. No había nada, excepto dos libros que decían lisa y llanamente "II Guerra Mundial" y otro par que decía "La caída de Berlin", aunque uno era bastante gordo y tentador.

La empleada volvió con los libros en la mano y miró hacia donde estaba mirando.

- ¿Me podrás decir cuanto valen esos dos? - pregunté señalando a los más gruesos de la Segunda Guerra y de la Batalla de Berlín.
- Ahí te digo - dijo mientras se inclinaba sobre el teclado de la computadora.
"La puta que los pario", pensé, "Y pensar que nosotros en el cole usabamos fichas de stock"
- Valen $130, y $120, respectivamente.
- No, deja - xD, era demasiado para mi bolsillo. No había que perder de vista el TAP, al mes siguiente -. Me llevo estos dos nomás.
- ¿Efectivo o Tarjeta?
- Tarjeta.
- Ok, alcanzamela junto a tu DNI...

Le tendía la tarjeta, mientras le explicaba que, por casualidad o fortuna, no poseía el DNI, pero si llevaba conmigo la flamante "Declaración Jurada de Identidad".

Diez minutos más tarde, salía con los libros colgando, enfilando para la Obispo Trejo. Setenta y dos pesos, con la Kadicard, en tres cuotas. Bastante bien, mejor frenar el plástico ahí.


Tercer Acto: La librería de Saldos
(la que está en Obispo Trejo al cuarenta y algo, al lado de la Edén, pero no me acuerdo acordar el nombre >_<)

Mis primeros pasos ahí adentro fueron tentativos, con la mirada recorriendo las tapas de algunos libros que ya conocía y que muchos había pagado un precio un tanto elevado por ellos en otros lados. Con certeza recorrí las mesas y tomaba cada libro que me parecía prometedor.

Fue una cacería corta, pero certera. Ocho libros en menos de diez minutos. Un récord, por lo menos para mí, que estaba acostumbrado a divagar entre mesa y mesa, leyendo y releyendo títulos a ver si encontraba algo que no hubiese visto antes.

Con los libros a cuestas, interrumpí una conversación sobre condiciones laborales de una bonita chica que conversaba. Una rápida y cuenta y a la calle, con dos bolsas más a cuestas. ¿Total? Ciento siete pesos, jamás mejor invertidos.

La vuelta a casa jamás fue más incómoda. Parado, leyendo "El Padrino: El Regreso" (malísimo, de por cierto), con la mirada inquisitiva de la muchacha del fondo, los kilometros no pasaban más, y el sueño me acechaba en cada esquina de mi cuerpo.

Pero me sentía dichoso, que joder. No todos los días uno puede darse el gusto de no dormir para desentrañar el laberinto del centro de la Capital, en busca de las respuestas codificadas de las interminables páginas de los incontables libros que siempre nos quedarán por leer.

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