sábado, agosto 25, 2007

Los primeros pasos

Salió caminando lentamente de la tumba, con el frío cortante despertándolo a cada paso. No lograba comprender la inmensidad de su propia tragedia que, tal vez en la intimidad de los tiempos, compartiría con el resto de los hombres. Cada paso, vacilante, despertaba en su interior un dolor mal adormecido, y le parecía que en cualquier instante iría de bruces al suelo.

Un extraño olor a frutillas recorría el gélido ambiente. Un sabor metálico humano repugnante atractivo se le colaba en la garganta, a través de la boca. Tenía un aliento asqueroso. Podía sentirlo en el paladar. ¿Cuantas de esas pesadillas se habían repetido, en él y otros tantos? La inmensidad de las respuestas posibles, y de las pesadillas que estas despertaban, lo abrumaban. A veces era mejor dejar que todos los impulsos murieran en la brutalidad de la muerte antes que cometer un error que se repetirá más allá de donde lo registre la historia.

Se sentó sobre una lápida, a mitad de camino entre las disculpas inservibles, el perdón y una rendención que sabía que jamás llegaría. Unas lágrimas, que no sentía suyas, le recorrían las mejillas hacía un vacío espacio que moría en el barroso piso. Los recuerdos eran demasiado vívidos como para desecharlos con la facilidad que hubiese deseado.

Con una fuerza siniestra, el olor putrefacto desplazó al ligero aroma dulce y frutal que había sentido hasta ese entonces. Las imagenes se colaron en su cabeza, repitiendo hasta el hartazgo sentimientos y pesares que desearía fueran ajenos. ¿Quién más podría sobrevivir al sufrimiento que estremecía su cuerpo? ¿Tan horrible era el crimen de su humanidad para pagarlo de ese modo?

Se arrodilló y, tras unas arcadas, vomitó. Sintió que de su cuerpo escapaban todas las miserias, pesadillas, rencores y tormentos que ya creía demasiados propios como para poderlos olvidar. "No hay olvido, no hay perdón", había dicho una vez, no hacía mucho tiempo. Ahora deseaba que ese ultimátum no se volviera en su contra.

Levantó, tembloroso por tantos sentimientos, la mirada y contempló un escenario tan real como bizarro y sugerente. Escenas borrosas, enfoques imperfectos, de momentos que deseaba que no le pertenecieran. Pero no era así. El reciente cadáver reciente de la niña, así como el derruido cuerpo a medias desenterrado, eran tan terrenales como el sabor que había sentido su lengua.

El mundo empezó a girar, rápido, vertiginoso, anticipando el desmayo. Sintió voces lejanas, un riff de guitarra sobrenatural y el maullido de un gato. Después, una eternidad oscura colgaba sobre sus ojos.

Con pereza, unos instantes o unas eternidades después, abrió los ojos y contempló, azorado, el brillante foco del televisor. Sintió como un líquido caliente se derramaba sobre su pierna. Intuía que podía ser, pero no quería mirar. Estaba hipnotizado, recordando la más verdadera de sus pesadillas.

Un recuerdo que jamás lo dejaría volver a estar a solas con su conciencia.

Se paró y fue a la cocina. En busca de la heladera. Jamás se sentía tan desamparado e idiota como después de uno de esos extraños y perturbadores despertares, a pesar de saber que estaba en su propio lugar.

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Salió un aceptable relato, de acuerdo a las circunstancias. En verdad iba a ser una carta de bienvenida para explicar el porque del nombre del blog, y todo lo nuevo que podía llegar a ser.

En pocas palabras, este va a ser un blog personal, de una persona (matías) also know as (cariñosamente, ojo) como "idiota", aunque va a tener contenido "cultural".

¿Por qué entre comillas? Porque un "idiota" no es precisamente el más indicado para hablar de cultura, no creen?


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