martes, septiembre 18, 2007

El pesar de las efemérides

Vía FePe y vía Milton, me dí cuenta que los argentinos tenemos cada vez menos memoria. Los acontecimientos, por más fuleros que sean, no son más que meros titulares que se pierden con rapidez en una vorágine sin sentido y afán informativo. Somos capaces de abarcar mucho, pero de comprender y más aun, de recordar, no.



Los hombres vivimos de efemérides, pero sólo somos capaces de recordar aquellas que nos llenan el alma y que nos dan razones para regocijarnos. Dejamos siempre de lado los sucesos pequeños que afectan de todos modos nuestras formas de comprender, analizar y vivir la vida.



Es por eso que nos acordamos de los feriados o de fechas de terribles tragedias que los medios se encargan de recordarnos. ¿Pero una vez que pasa el tiempo suficiente qué nos queda? ¿Quién decide durante cuanto tiempo será una noticia digna de recuerdo un acontecimiento?



Por eso, hoy me asusta ser una de esas personas.



Hace un año desapareció Jorge Julio Lopéz, testigo fundamental en una una causa por la desaparición de personas durante la última dictadura.



Me asusta saber que, de no ser por los blogs que visité, no me habría acordado.



La memoria de los hombres parece ser maleable hasta el punto mismo de hacernos perder la cordura. No por el hecho de no ser capaces de recordar, sino porque encontramos más cómodo no pensar en ciertas cosas que nos incomoda como sociedad.

La desaparición de Jorge Julio Lopéz es una de esas. Puso de vuelta en nuestro dolorido presente uno de los grandes estigmas que llevamos los argentinos, que es la última dictadura militar (conocida como el "Proceso de Reorganización Nacional"). El tema de los desaparecidos y perseguidos por causas políticas e ideológicas es algo que es difícil de comprender para muchos de las personas que se encuentran en la franja de la adolescencia. Simplemente, al haber caído las utopías ideológicas, murieron las formas de poder analizar un modo desde otra perspectiva, al tiempo que los discursos de una izquierda elitista y no representativa suenan caducos al oído de quienes tienen el futuro por delante.

Además, falta la garra necesaria para poder llevar adelante un verdadero cambio. Somos conformistas, criados en las épocas del menemismo y con recuerdos gozosos de nuestra infancia. Parece que somos incapaces de comprender la manera en que esto le hizo al país, y como la frívolidad de la clase dirigente sigue aun presente, más allá de los cambios que hemos pedido que se dieran, pero por los cuales no hemos hecho nada.

Me asusta saber, a pesar que aun creo en un mañana distinto, que mi memoria también es frágil y maleable. Quisiera no tener que convivir de ahora en más con mi propio estigma.

3 sorprendidos por semejante idiotez:

Anónimo dijo...

No te sientas culpable por no estar comprometido al 100% el 100% del tiempo.

A nadie, absolutamente a nadie se le puede pedir semejante esfuerzo y sacrificio...

Anónimo dijo...

Como bien decís, "[..]nos acordamos de los feriados o de fechas de terribles tragedias que los medios se encargan de recordarnos."

Y con respecto a eso, me sorprendió muchísimo que semejante hecho no haya aparecido en la primera plana del diario Clarín.

Matías Orange dijo...

A mi me sorprendio que "La Voz", uno de los principales diarios de Córdoba" tampoco haya dicho mucho sobre esto tampoco...

¿Será un fantasma más con el que tendremos que aprender a convivir?