jueves, septiembre 20, 2007

Tutti-Frutti

Bueno, algo que escribí en el laburo (creo que va a ser uno de los últimos posts que hago desde acá, porque cambiaron la clave al navegador de la compu de la guardia y esto lo estoy escribiendo desde traumatología, y porque tengo que facturar xDDD), minutos antes que se hicieran las cinco de la mañana, después de otra noche casi como cualquier otra. Incluso un poco más tranquila.


A la derecha de mi ventana
se ve la izquierda de mi precipicio.
veo fantasmas que antes no estaban ahí,
tan etéreos que parecen escapados de un reflejo.

Bajando la vista descubro
las fachadas sangrientas del pasado,
las escaramuzas victoriosas del olvido,
y el decadente pesar de mi memoria,
que deja escapar entre suspiros
las agonizantes esperanzas
del sol del aurora.

Campeo las batallas del silencio
con el afán de lograr la euforia

Dibujo en la niebla,
de las mañanas noches tardes,
siluetas de edificios sin ventanas
ni paredes en donde gritar
la inocencia de los minutos que pasan,
en camino a la nada,
(si, la nada)
que los espera sin inmutarse.

En las narices siento
el aroma de la nostalgia
que llega de improviso
mientras paseo la mirada
por un paisaje ajeno pero conocido,
y siento el cosquilleo en el alma
por el olor a chicle
que creo que viene,
pero que se que me embarga.

(“Basta”, me dice.
“E”, le contesto.
“Si que contás lento”, me dice,
mientras agarramos los lápices
y corremos hacía la infancia)

0 sorprendidos por semejante idiotez: